jueves, 5 de abril de 2007

A casa vuelve por Navidad

Como aquel tipo del turrón, sin canción moña de fondo, volví a casa por Navidad. Para ello estuve siete horas embutido en un tren desde Barcelona a Murcia, jamás repetiré esa experiencia, a la próxima tomaré un avión. Lo que no me explico es que se planteen la llegada del AVE a Murcia cuando el tendido eléctrico se acaba en Alicante y no llega ni el Euromed, los tepindro no tienen ese problema, pero eso ya es otra historia.
Cuando llegué no me esperaba nadie ya que mi hermana llegó hace pocos días desde Bruselas con el sobrino que lleva mi mismo nombre, se puso enfermo esa noche y lo tuvieron que llevar al hospital. Así pues, cogí un taxi hasta mi casa donde ya si me esperaban algunos miembros de mi familia, de los cuales ninguno disponía de vehículo para recogerme.
Abrazos, besos y a contar historias, todo lo que te venga a la cabeza y escuchar a tu madre la típica frase de: "Venga hijo, dime algo en inglés". Se trata de un frase standard que todas las madres de alumnos erasmus usan a la llegada de su hijo.
No os voy a contar lo que hice durante las fiestas porque seguro que es similar a lo que hizo la mayoría. Me puse enfermo al volver a aclimatarme, fin de año con unos amigos, el día de reyes lo pasé muy bien con una persona y poco más.
Este periodo es como un respiro que me sirvió para planear los viajes y proyectos futuros que me quedaban por hacer en poco tiempo. Un paso intermedio que auguraba dos meses intensos en un ambiente con diferentes culturas e idioma, el de los tepindro.

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